top of page
Buscar
  • Foto del escritorCarolina Tovar

Mi edad

Actualizado: 28 jun 2023


GRANNY PANTIES. Disponibles en: https://www.harebraineddesign.com/products/granny-panties?_pos=1&_sid=7f3ead8bf&_ss=r

(no me pagan por publicidad. Y sí; los tengo).

Continuando con mi reto de escritura creativa, hoy abordaré el tema de mi edad.



Para mi, la respuesta es demasiado corta y con el dato crudo y neto, quien quiera abandonar los minutos restantes de lectura que se puedan vislumbrar, bien puede hacerlo en este preciso momento. ¡Salud!



Hablar acerca de este asunto suele ser muy complicado para muchas personas. Desde niña, nunca entendí por qué. En la televisión y en la cotidianidad siempre vi que las personas le huían a hablar acerca de su edad. Esto era más marcado en las mujeres, pero actualmente también conozco a algunos hombres que, medio en broma, medio en serio, niegan u ocultan sus años.


Tengo claro que, cuando se trata de hablar sobre la edad en un blog, es importante hacerlo de manera respetuosa y considerada. Y eso se aplica a todo, incluso cuando de lo que se va a hablar es acerca de uno mismo, como lo estoy haciendo en este momento. Muchas veces las personas pueden ser amables y empáticas con otros, pero no suelen tener la misma actitud benévola consigo mismas. Creo que nunca deberíamos olvidar que la persona más importante para uno mismo es la que ve todos los días al mirarse al espejo.

Hace poco, mi mejor amiga me hablaba acerca de cuando se dio cuenta de que había comenzado a evitar hablar de su edad y entendió que tenía que enfrentar la situación, porque este es un tema con una carga emocional demasiado fuerte que no debería tener. Y lo cierto es que, a pesar de toda la construcción social que ha hecho que entremos en pánico por hacernos mayores, hay valores agregados de la edad que siempre deberíamos poder valorar. La experiencia, por ejemplo; es importante y solo viene con los años. Por ello, es necesario que evitemos la comparación con estereotipos y los comentarios autodestructivos. También es fundamental emplear un lenguaje positivo y considerado con nosotros mismos. Y por supuesto, con los demás. No falta la persona fuera de lugar juzgando todo aquello que no le importa…


Cuando voy por la calle y me miro en las vitrinas siempre veo al otro lado a una señora. Pero eso, en lo personal, no me molesta. Creo que por lo general me veo elegante y seria. Contrario a lo que me ocurría en mi juventud y que odiaba profundamente, ya ningún espécimen masculino primitivo tiene comentarios irrespetuosos para mi y considero que eso es una gran ganancia que he obtenido con los años. Además tengo pancita hace bastante tiempo, porque soy mamá y eso de vez en cuando sirve para que me ofrezcan la silla en el transporte público. Cuando ocurre me da risa. No puedo dejar de verlo como algo positivo.



Siempre recuerdo, ahora incluso con cariño, un día en mi trabajo en Puerto Rico, en el que asistí a una defensa de tesis de maestría. Cuando le preguntaron a aquel estudiante acerca de ciertas limitaciones en los alcances de su investigación, él respondió sabiamente “Apenas tengo 42 años”. ¡Apenas! En ese año yo ya tenía 39 y me venía sintiendo vieja desde los 22. En ese sentido, Puerto Rico también ha sido para mi una experiencia enriquecedora. En ese entonces tenía profesores realmente mayores, aun en el ejercicio de sus funciones docentes y administrativas. Eso era plenamente contradictorio con el haber visto a varios de mis compañeros de trabajo, profesores en Bogotá, a quienes les llegó la notificación de su retiro forzoso cuando aún se veían plenamente vitales, a una edad mucho menor que la de mis profes puertorriqueños. Es triste, pero en nuestra concepción cultural, los colombianos, después de los 32, somos ya demasiado mayores para el mundo laboral. Claro. Esto es algo que yo he percibido y que sé que es absurdo. Quizás muchas personas sientan que las cosas han venido mejorando y espero que así sea. Entiendo que cada persona tiene una relación única con su edad. Por eso, mi invitación frente a este cuestionamiento es enfocarnos en el crecimiento personal, la experiencia y las lecciones aprendidas a lo largo del tiempo. El célebre pensador guatemalteco del siglo XX, tenía toda la razón cuando escribió aquella clásica canción que nos invita a ponerle vida a los años; no hay razón para quitarle años a nuestras vidas.





... y bueno, luego de esta larga reflexión hablaré desde la perspectiva de alguien que nació en los 1980. Además como alguien con experiencias particulares que de alguna manera, pudo haber coincidido con muchas personas de su edad en algunos temas. Por ejemplo:


En lo tecnológico, los ochenteros crecimos en un tiempo de transición. Quizás algunos como yo, alcanzaron a interactuar con las máquinas de escribir convencionales al tiempo que pudieron ser testigos de primera mano del surgimiento de la tecnología digital, las computadoras personales y el acceso a Internet. Esto nos brindó la oportunidad de adaptarnos y adoptar rápidamente aquellas, para entonces, nuevas herramientas tecnológicas.

En lo generacional, los nacidos en la década de 1980 a menudo no nos sentimos parte ni de la generación X ni de la de los Milennials. También según nuestro lugar de origen, podemos sentirnos parte de una generación intermedia, influenciada tanto por los valores y las actitudes más tradicionales de la generación X, como por la creciente tecnología y la mentalidad más abierta y globalizada de los Milennials.

Respecto a lo cultural, la década de 1980, en la que nací, fue testigo de cambios significativos en la música, el cine, la moda y la cultura en general. Hoy en día los 80s son considerados icónicos por una gran cantidad de personas de diferentes edades y generaciones. Lo cierto es que, mientras algunos han conservado de manera radical sus influencias ochenteras particularmente en sus gustos musicales, otros tantos, como yo, valoramos aquel pasado pero seguimos ampliando nuestros horizontes culturales.

En lo concerniente a las comunicaciones, a medida que crecíamos, se volvieron más accesibles y rápidas. La telefonía móvil y los mensajes de texto nos permitieron una mayor conectividad y cambiaron la forma en que las personas se comunicaban y establecían relaciones. Al principio de mi adolescencia yo solía llamar a mi mejor amiga de mis primeros años de la secundaria todos los días mediante el teléfono fijo y, cuando me cambié de casa, llegué a enviarle cartas mediante el correo regular. Cuando comencé a recibir correos electrónicos me resultó bastante interesante, aunque abrumador. Hoy en día evito al máximo las llamadas telefónicas y prefiero la comunicación por textos y reconozco que me emociona muchísimo recibir paquetes en físico mediante los servicios de mensajería. Creo que tiene que ver con que eso casi nunca ocurre.


Lo cierto es que mi generación también ha experimentado desafíos económicos y laborales únicos, como la recesión económica y la altísima competitividad en el mercado laboral, que es algo que ya había mencionado y que hoy en día afecta a gran parte de la población mundial. Estas circunstancias han influido en mis decisiones profesionales y en mi perspectiva sobre el trabajo desde principios de los años 90 del siglo XX.


Todas estas vivencias superficialmente evocadas me hacen ser lo que soy. No le temo al tiempo, ni a hablar de mi edad. Yo soy la única persona que puede entender todo aquello por lo que he pasado. Estoy orgullosa de mi misma.


Ahora evoco a otra célebre pensadora, esta vez del siglo XXI que en inglés, diría algo como: me pongo la armadura y te muestro lo fuerte que soy. Soy invencible, soy poderosa. No necesito baterías para funcionar. Soy imparable.



14 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page